segunda-feira, 30 de julho de 2012

Abstracción en Hegel

DICCIONARIO
IDEOLÓGICO
De Rebeliones

Abstracción

— 1. Como producto del pensamiento, es toda aquella generalización teórica que refleja la realidad en sus aspectos más unilaterales y aislados del contexto del que forman parte.
En la historia de la filosofía, hasta Hegel, lo concreto se entendía como multiplicidad sensorialmente dada de cosas y fenómenos singulares; lo abstracto, como característica de los productos exclusivos del pensamiento. Hegel fue el primero en introducir en la filosofía las categorías de abstracto y concreto en el sentido dialéctico: lo concreto es sinónimo de interconexión dialéctica, de integridad que se descompone en partes; lo abstracto no es lo contrario de lo concreto, sino una etapa en el movimiento de lo concreto mismo; es lo concreto sin revelarse, sin desplegarse, sin desarrollarse. No obstante, lo concreto, según Hegel, es característico únicamente del espíritu, del pensamiento, de la idea absoluta. En cambio, la naturaleza y las relaciones sociales de las personas han aparecido como su ser-otro no verdadero, como manifestación abstracta, de facetas singulares, de momentos de la vida del espíritu universal.
El materialismo dialéctico se interesa, ante todo, por la verdad concreta porque la abstracción es lo unilateral, lo uniforme y sin desarrollar, una mera faceta o parte de un todo más complejo; lo abstracto en la realidad misma es expresión de insuficiencia, de limitación de cualquiera de sus fragmentos al tomarse tal fragmento por sí mismo, al margen de sus nexos o de su historia ulterior. Mientras, lo concreto es lo compuesto, lo complejo, lo multifacético que está en la realidad material interconectado con su entorno. Así, pues, el conocimiento abstracto se contrapone al concreto como conocimiento unilateral que fija tal o cual faceta del objeto al margen de todo nexo con las otras facetas, al margen de estar condicionado por el carácter específico del todo.
El pensamiento abstracto se verifica por medio del lenguaje, es un pensamiento verbal. Únicamente de este modo, el pensamiento aparece como actividad cognoscitiva del hombre socialmente condicionada.

— 2. Como método de investigación, es la separación varias propiedades de los objetos y de sus
relaciones, delimitándolas de una propiedad o relación determinada.
La generalización científica presupone la abstracción, que se logra a través del análisis. Todo
conocimiento se halla necesariamente unido al proceso de abstracción. Sin ella no sería posible descubrir la esencia del objeto, penetrar en su profundidad. En calidad de resultados del proceso de la abstracción aparecen las distintas categorías científicas, como materia, movimiento, valor o impulso. El pensamiento, al ascender de lo concreto a lo abstracto, si es correcto, no se aleja de la verdad, sino que se le acerca. Todas las abstracciones científicas reflejan la naturaleza de manera más completa. La abstracción existe ya en el conocimiento empírico y, por supuesto, también en el conocimiento teórico. Además, en ambos tipos de conocimiento la abstracción opera de manera idéntica. En todo acto reflejo existe ya cierto elemento de abstracción dado que responde a un estímulo -a una señal- determinado, hasta cierto punto, independientemente de otros estímulos que actúan al mismo tiempo. Ya en dicho acto aparece el rasgo esencial de la abstracción en virtud del cual lo universal se diferencia de lo particular y, sobre todo, lo
esencial de lo accidental. Por tanto, tiene siempre un doble aspecto, positivo y negativo, porque significa, al mismo tiempo, prescindir de algo, desentenderse de determinados aspectos del fenómeno, considerados como particulares, y destacar otros, los universales.
La función cognoscitiva de esta abstracción primaria estriba en modelar lo conocido sensorialmente en consonancia con las necesidades de la práctica, pero no conduce al descubrimiento de nuevas propiedades de los objetos, no dadas de modo sensorial.
Por otra parte, la abstracción no es una simple selección de propiedades generales de entre las dadas sensorialmente; es, además, transformación: el concepto no coincide con el fenómeno de modo directo e inmediato porque no lo agota, ni podrá agotarlo nunca. Un concepto general, como producto de la abstracción científica, idealiza los fenómenos, los toma no tal como se hallan dados directamente, sino en su aspecto puro, sin que lo refracten circunstancias accesorias. La abstracción no separa totalmente lo universal de lo particular. De lo universal como esencial se derivan más propiedades particulares de los fenómenos. En el concepto científico, en la ley, lo particular no desaparece, sino que se conserva en forma de elementos variables que pueden tener distintos valores particulares. En este sentido, lo universal es más rico que lo particular, lo contiene en sí, aunque en forma no especializada. Por eso el conocimiento tiene que recorrer el proceso opuesto, el tránsito de lo abstracto a lo concreto, debe restablecer lo que tiene de concreto la realidad concreta de la que ha partido el análisis. Si
la mera reproducción de la multiplicidad sensorial no debe ser el objetivo del conocimiento teórico, en no menor medida queda excluido que pueda servir de tal objetivo la disociación de ciertos nexos absolutos. Pues, cuando esos nexos se aíslan, pierden lo que tienen de concreto y de verdadero. El conocimiento teórico realmente científico consiste en un movimiento del pensamiento que parte de la multiplicidad sensorial de lo concreto y llega a la reproducción del objeto en toda su esencialidad y complejidad. El procedimiento que permite reproducir teóricamente en la conciencia la integridad del objeto estriba en la ascensión de lo abstracto a lo concreto, lo cual constituye la forma universal en que se desenvuelve el conocimiento científico, el reflejo sistemático del objeto en conceptos. La ascensión de lo abstracto a lo concreto, como
procedimiento para trabar los conceptos en un sistema íntegro que refleje la disociación objetiva del objeto investigado y la unidad de sus partes, presupone el movimiento inicial de lo concreto (de lo dado empíricamente) a lo abstracto.
De ahí que sea necesario distinguir lo concreto como objeto de estudio, como punto de partida de la investigación (lo concreto sensible) y lo concreto como culminación, como resultado de la investigación, como concepto científico del objeto (lo concreto conceptual).
Ambos procesos -el que lleva de la realidad concreta no analizada al pensamiento abstracto y el que de este pensamiento abstracto vuelve a lo concreto- constituyen un movimiento por un mismo camino si bien en dirección contraria. Es natural, pues, que el punto extremo del movimiento del pensamiento tomado en su conjunto, coincida con su punto de partida o se le acerque, de hecho, con aproximación asintótica, sin fin. Al final el resultado de la abstracción debe coincidir también con los datos empíricos.